El arma más letal, es la pluma que desenvainas al expresar tus pensamientos más íntimos
sábado, 21 de julio de 2012
Sueños
Extraño mis dedos amarillentos y quemados, extraño mis labios morados e hidratados, extraño ese sabor a cigarrillo por las tardes, extraño la embriaguez por la mañana, extraño la bohemia, las luces, el alcohol, el sudor, extraño las consecuencias, extraño la sensación de muerte diaria, extraño la simpleza de mis pasos, de mis palabras, de mis pensamientos, extraño el mar que chocaba con mis pies, con mis brazos, con mi cuerpo, extraño el brillo de la luna sobre mi piel, extraño el calor del desierto y su amable aridez asesina, extraño caminar kilómetros bajo la noche, extraño la libertad, libertad disfrazada de engaño, sólo para enamorarme más de lo ajeno y deshacerme de lo propio, de lo bueno, de lo cierto. Extraño la amabilidad sincera y la amistad verdadera, basta de falsedades, basta de hipocresía, basta de envidia, basta de daño. Anoche soñé contigo, labios juntos, saliva dulce, vidrios empañados, arrancábamos del mundo, ocultándonos en la penumbra del escenario soñado, pero siempre aparecía alguien, el morbo que provocaba era tremendo, yo deseaba que nos detuviéramos y nos dejáramos llevar, pero tu incesante testarudez se apoderaba de mí y de mi sueño. Terminé abriendo los ojos, con la estúpida sensación de que todo era producto de mi inconsciente, en qué diablos pensaba, a pesar de que te odie tanto, no puedo hacerte daño, a pesar de que te deteste tanto, no puedo asesinarte en mis pensamientos, a pesar de que destruiste mi vida, no puedo y no quiero.
<< atte... pata>>
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