sábado, 7 de septiembre de 2013

Era pega

Un vestido ajustado, zapatos altos, una liga en la pierna izquierda. Lista para el trabajo. En mi mente, manos gruesas y rasposas por mi piel, alientos ácidos e insultos a borbotones. Camino tambaleando mis caderas sensualmente, era la pega, qué más podía hacer. Allí estaban los perros, babeando por el espectáculo, para recibir dos centavos y un poco de whiskey caro, debía mostrar más que lo que cualquiera conocía. Apretones deshonestos, asquerosos, así era la pega. Muévete Zorra! Que bonito, ya me acostumbré. Giré en el escenario, alrededor del tubo, arriba y abajo, empezaba a sudar. Vestido afuera, el público ardía, más que algún guarro intentando subir, prefería que subieran para que se fueran temprano a sus casas. La ropa interior voló lejos, las luces hacían confuso el asunto, la droga empezaba a hacer efecto. Acabó la canción, y me fui con ellos. Uno a uno, iban pasando. No sentía cansancio, ya ni asco, ni miedo. Eran ellos, los mismos de siempre. Un par de bofetadas, las de todas las noches, las que dejaban mis ojos morados en algunas ocasiones, la patada fue la que más dolió. Perdón amor, no fue mi intención. Ni mi llanto, ni mis gritos, eran suficientes, merecía eso, era mi pega. El dinero sobre la mesa, fue una buena noche, pudo estar mejor, echo la cabeza hacia atrás, entre sábanas de satín medio ortero, con sus blondas empapadas en sudor y qué sé yo. Miro el techo de espejos, ahí estaba yo, con el maquillaje en las ojeras, con el cabello sebiento, con unos cuantos golpes en mis brazos y piernas, y con la vergüenza al aire. Una lágrima se deslizó por mi mejilla, la sentía fría, dolía, se evaporaba, hacia mi sentir, era pega, qué más podía pedir. Me di vuelta, boca abajo, esperando dejar de respirar, con suerte, el sol no saldría por la mañana. << Esas manos gruesas y rasposas por mi piel, alientos ácidos e insultos a borbotones>>

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