
Bajo la luz de la luna mi guitarra y yo vagamos por donde nadie ha pasado. Cerca del río, que se llevó la esperanza, la felicidad de estar contigo. Sabor a niebla, se cuela por las cuerdas y clavijas, cruzando y acariciando a la vez; cesando esa sed de melodía que crece pura durante todo el día. Guitarra amiga mía, duerme en lo lecho sombrío protege mi alma del vacío. Llena de paz todo mi ser. Sujétame cada vez que resbale, confiaré en que siempre estarás junto a mi corazón. El silencio cubre la habitación, con su manto de frío calor. La música renace en mi interior. Momentos de felicidad, vivo al despertar cuando veo que sigues junto a mi. El aroma a ritmo me ahoga al saber que tú ya no estás. Y no me dejas otra alternativa que seguirte noche y día es mi eterna agonía. "Lo que alguna vez quiso ser canción, se ha convertido en palabras que se escabullen al olvido"