Aridez Mental

Coloqué el culo en aquel asiento al final del bus, depositando todo el cansancio en él. Esa sensación de satisfacción invade mi cuerpo y mis músculos se relajaron. La gente subía al bus, parecía que perdían la vida por tratar de conseguir un asiento. Hacia mí, se acercaba una señora con una niña pequeña de la mano, sonriendo, me imaginaba que sonreía porque había un asiento desocupado justo al lado del mío, donde ella se sentaría en unos segundos. Tomó asiento. Mientras estaba hipnotizada dentro de mis cascos, oí a lo lejos una voz que saludaba. Me desconecté de mi dimensión de paz y le dije hola. La señora me preguntó si venía de estudiar, y ahí comenzó el diálogo, casi monólogo, porque tontamente no sabía que responder. Fue a comprarle la lápida a su madre que había muerto hace ya dos años, empastillada para controlar sus crisis de pánico y mantener su agresividad latente, confesó de pronto un recuerdo maldito, un hombre la amenazaba con un cuchillo, mi ojos delataron el...