Era pega
Un vestido ajustado, zapatos altos, una liga en la pierna izquierda. Lista para el trabajo. En mi mente, manos gruesas y rasposas por mi piel, alientos ácidos e insultos a borbotones. Camino tambaleando mis caderas sensualmente, era la pega, qué más podía hacer. Allí estaban los perros, babeando por el espectáculo, para recibir dos centavos y un poco de whiskey caro, debía mostrar más que lo que cualquiera conocía. Apretones deshonestos, asquerosos, así era la pega. Muévete Zorra! Que bonito, ya me acostumbré. Giré en el escenario, alrededor del tubo, arriba y abajo, empezaba a sudar. Vestido afuera, el público ardía, más que algún guarro intentando subir, prefería que subieran para que se fueran temprano a sus casas. La ropa interior voló lejos, las luces hacían confuso el asunto, la droga empezaba a hacer efecto. Acabó la canción, y me fui con ellos. Uno a uno, iban pasando. No sentía cansancio, ya ni asco, ni miedo. Eran ellos, los mismos de siempre. Un par de bofetadas, las d...