Mundo de ensueño

Taconeo por la calle, evitando grietas para no torcerme un pie. Pateando pequeñas piedras que giran delante de mí y entretienen mi andar. Un día de invierno, como cualquier otro, nuboso, ventoso y frio. Las ultimas hojas de los arboles danzaban con el aire, se veían hermosas, amarillentas, pardas, cafés, tan secas, marcaban el paso del tiempo. Me detuve a ver mi reflejo en las posas que quedaron de la noche anterior, tormenta que masajeó mis oídos y acompañó mi dormir, ahí estaba yo, veintiún años, que no dejaban de pasar la cuenta, mis ojeras naturales sin causa aparente se veían mucho más hermosas, lila grisáceo que resaltaba mi palidez. Tenía frío, ni todo lo que llevaba puesto era capaz de entibiarme. Un gorro de lana sintética, mi blusa y mis pantalones anchos, mi gabardina a lo Sherlock Holmes y mis botines de taco alto que hacían mi caminar más ligero. La gente pasaba a mi alrededor, en silencio, hace mucho que no sentía un silencio tan placentero, relajante, daba miedo, era...