De esos tantos sueños
Despojé mis ropas y caminé desnuda por el pasillo hasta el baño, llené la bañera y me sumergí en ella, con la ilusión de que mis músculos se relajaran. Enjaboné mi cuerpo, jugando con la espuma que se formaba con el champú, soplé una burbuja y comenzó a elevarse como si de pronto se hubiese formado una corriente de aire en medio de mi baño. Flotó, flotó hasta que reventó -plop-. Saqué el tapón, cogí una toalla y sequé mis carnes, suavemente casi con lujuria, pero no. Dicen que no es bueno salir a la terraza luego de tomar un baño caliente, pero lo hice. Encendí un cigarro en medio de la oscuridad, sólo se vio el chispeo del mechero cuando le daba vuelta a la ruedita que me proporciona fuego. Di una bocanada profunda, de pronto recordé que hace un año entero que no probaba un cigarrillo, pero ¿por qué lo había hecho ahora? ¿Acaso lo había olvidado? Por supuesto que se me fue, pero ¿Qué hacía una cajetilla de cigarrillos en mi mesilla? Algo claramente no cuadraba, ¿sería un su...