Me tomas, me abrazas, me besas, te tomo, te abrazo, te beso.
Te toco, me tocas, te acaricio, me acaricias, te muerdo, sollozas, te quiero.
Me protegen tus brazos, me siento feliz, pero no puedo darlo todo, algo me sucede.
Algo me asusta, no es complejo, tengo miedo.
Tu cuerpo me es ajeno, pero me enloquece.
Su color, su aroma, su textura, su sinuosidad,
Te quiero, lo acepto, nunca te he dejado de querer y no creo que pueda dejar de hacerlo.
Te deseo, te extraño, te espero, te priorizo, me desvivo, hago mi esfuerzo porque lo veas.
Si dijera Te Amo, quizás no mienta, es fuerte, enfermizo, extremo.
Si dijera Te odio, mentiría sin piedad, no lo imagino.
Si me quedo callada, es porque me siento culpable, de humillar mis sentimientos
Y suplantarlos por placer, si me quedo callada, no es porque no te quiera hablar, es que tengo miedo de que te vayas, que desaparezcas, que dejes de existir. Si me quedo callada, es porque estoy buscando las palabras precisas para poder decir todo lo que me importas. Si me quedo callada y te observo, es porque disfruto cada segundo que tengo tu imagen frente a mí, si me quedo callada, es porque quiero escuchar tu respirar, si me quedo callada, no es para que me preguntes que me sucede, es para que te acerques en silencio, me abraces y me contengas, si me quedo callada, no quiero que pienses que es tu culpa, es la mía, mi cobardía, mi falta de tino.
Si me preguntaras que siento, te diría sin más que te Amo, que te sueño, que te quiero, que te adoro.
atte: Pata
Eclipse de Luna llena... mi salvación.
Eran las tres y media de la mañana, y yo estaba saliendo del turno de noche del Hospital del pueblo. Las calles estaban oscuras, no había ningún ánima, según mi mente objetiva. Con lo que a mi respecta los espíritus son fundamentos básicos que la gente le da a reacciones naturales, como son al cambio de temperatura. Hasta hace un par de años atrás, estaba convencida de que los eventos paranormales, espectros, que todos conocen a la perfección, no existían en el mundo en el que vivía. Mi objetividad me cegaba, hasta el punto de que el dolor humano lo asociaba a la anatomía, y el sentimiento lo dejaba netamente de lado, un tanto sádica mi forma de pensar, pero era la única que conocía. En el pueblo se rumoreaba la existencia de un sicópata, habían desaparecido siete adolescentes de distintos colegios y clases sociales. En el pueblo había toque de queda, muy parecido a lo que ocurría en un golpe de Estado. La gente no tenía una vida tranquila, vivía atemorizada, con la preocupación de “en...
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