domingo, 31 de enero de 2021

Miedo

Tuve miedo de perderte sin siquiera haberte poseído. Tuve miedo de que te fueras, mucho antes de que llegaras. Tuve miedo de herirte aunque nunca te he hecho daño. Tuve miedo de seguir, a pesar de que nunca he parado. Pienso, pienso, desgasto mi cabeza, me nublo, mi pulso se agita, es la soledad mi compañía y mi calma. No quiero confusiones, no quiero incertidumbres, no quiero depender de alguien, no quiero tu limosna afectiva. No amo, ni siento, vivo en una fortaleza siniestra, recelo, resguardo. Y no porque no sea suficiente, sólo no sé si alguien lo sea, lo comparta, lo sienta. No es la falta de deseo, es el miedo al desenfreno que culmina en rechazo, es el miedo incesante de ser auténtica, impulsiva, anormal. No sé amar de otro modo, no tengo cabida en este mundo, simplemente no lo tengo.

jueves, 21 de enero de 2021

This is Halloween

Descorché la segunda botella, con suerte esta vez no le daría un golpe duro en el ojo a la anfitriona. Las burbujas acariciaban mi garganta, y hacían cosquillas en mi nariz, el calor subía por mis mejillas, estaba borracha. Dieron las dos, luego las tres, a las cuatro los dueños de casa nos dejaron, era hora de dormir. En el salón una cama y dos extraños, dispuestos a compartir aquel lecho, tal y cómo no esperaba. Una caricia torpe entre narices dio el inicio al desenfreno, a la lujuria, al deseo, fuego. Sentí sus manos suaves en mi piel, sus besos al compás de los míos me tenían al borde del orgasmo. Recuerdos, trato de olvidar por un segundo la decencia y doy paso a la imaginación. Caricias tiernas y apretones violentos, dejaba entre ver un alma cálida, fuerte y sensual. El subidón de adrenalina mientras la cama se retorcía dejándonos al descubierto nos sacaba carcajadas, diálogos curiosos y besos. Pude sentirle dentro, profundo, placer. Mientras hundía en mí su miembro intentaba taparme la boca para contener mis gemidos, no lo consigo, entre fuego y hielo, entre tempestad y quietud, entre dulce y agrás, entre extraños nos entendimos, por un segundo llenamos el vacío del dolor con caricias y tierna complicidad. A mi querido, estés dónde estés.

Pesadilla

Su voz varonil penetró mis oídos, cómo un coro de ángeles. Su acento bonito, su buena dicción y labia me entusiasmaron del primer hola a tra...