jueves, 27 de octubre de 2011

Es simple.


Extraño, esos días de ebriedad constante, donde todo parecía más sencillo.
Donde las imágenes de deshacían, y la gente gelatina iban y venían.
Extraño esos días de ebriedad constante, porque así te olvidaba un momento.
Te esfumabas entre las burbujas, de un trago muy amargo casi muerto.
Extraño esos días de ebriedad constante, donde la oscuridad me refugiaba,
Y donde el sol esperaba mi asomo, para castigar mi pobre alma.
Extraño esos días de ebriedad constante, donde todo parecía más sencillo,
Donde nadie me decía que hacer, donde era libre, donde estaba viva.



Un vómito de sensaciones.

Pesadilla

Su voz varonil penetró mis oídos, cómo un coro de ángeles. Su acento bonito, su buena dicción y labia me entusiasmaron del primer hola a tra...