viernes, 18 de agosto de 2023

Pesadilla

Su voz varonil penetró mis oídos, cómo un coro de ángeles. Su acento bonito, su buena dicción y labia me entusiasmaron del primer hola a través del chat. Nuestra primera cita en Limache, coqueteos y un beso de cierre me hicieron reír luego de un tormento. Nuestros encuentros casuales se volvieron una droga apetecible cada día. Nos prometimos fidelidad, por cuestión de sanidad y respeto. Formalizamos, nos quisimos, nos amamos, al menos eso pensaba. El trabajaba tanto, para salir adelante que yo ciegamente le admiraba. Encendió mi alma usando palabras de halago que no había recibido antes, acariciaba mi cuerpo, con tanta delicadeza y amor, que sólo podía entregar lo más preciado que tengo, la confianza. Enamorada perdida, de un sujeto que me trajo de vuelta mi autoestima. Me curó del daño, me acompañó en mis momentos de melancolía, apaciguó mis quimeras, y me brindó cobijo. Decía que estaba en sintonía conmigo, que sentía a la distancia cómo yo me sentía, a veces le atinaba, pero es sólo probabilidad, o estás bien o mal, nada de poderes místicos. Dos años y medio de aventuras, risas, series, de transparentar sentimientos, vivir nuestras emociones con total libertad. Cada vez se esforzaba más, por querer pasar más tiempo conmigo, me propuso vivir juntos, lo que al principio me asustó, pues ya había tenido una relación fatal de la que salí dañada. Hasta que me convenció. Veíamos en internet muebles, colores, me decía que quería tener una casa inteligente, con alexa, luces manejadas por bluetooth, cosa que a mi me gusta bastante. Su buen gusto por la música, me dejó perpleja, le tomé el encanto de nuevo. Sus palabras siempre eran, mi niña hermosa y talentosa, eres sencillamente extraordinaria. Pasó el tiempo, y sentí que nunca podríamos concretar un hogar juntos, una espina clavada de tremenda inseguridad. Busqué en internet, teniendo la esperanza de que mi corazonada fuera infundada. Una bomba me explotó en la cara, más letal que la de Hiroshima, más dañina que planta nuclear, me hirió de muerte en un segundo, ESTABA CASADO. El tiempo se congeló, me temblaban las manos, ese ser que por las mañanas me daba el buenos días, un mi amor cómo estás? y elogiaba mi aspecto, estaba casado. Y no recientemente, sino que un poco después de empezar conmigo. Una mentira tras otra, tal bola de nieve que se convierte en avalancha, me aplastó. Me hundió en un dolor quemante, que emerge de mi pecho, y me hacía llorar profundamente. Le mandé la evidencia al whatsapp, le exigí que me llamara, y lo hizo. Se tildó de cobarde, que si me amaba, pero que era un cobarde. Eso no es amar, eso es ser tremendamente cruel e importante una real mierda la persona en este caso, las personas que le entregaban a diario el amor sincero, puro e inocente. Me dio náuseas pensar que me posicionó en un lugar que no merecía, la otra, la del rato, el juguete, me sentí sucia. Le comento en esa llamada que había contactado a su esposa, el mundo se le vino abajo. Quiso lanzar un salvavidas, y agregó, es que hay algo más que no te he dicho, tengo un hijo de 6 meses, planificado, esperado, deseado. El corazón se me paralizó de repente, un cuchillo afilado atravesó mi pecho, y entré en pánico. Quién era realmente? Qué quiso de mí todo este tiempo? Por qué me eligió para esto? Hasta que punto iba a llegar si yo no lo descubría? Que sadismo más puro y duro. Entré en calma y respondí, lo haré porque ese bebé no merece un padre como tú, y tu esposa merece saberlo. además quise disculparme con ella, estúpidamente tuve esa necesidad, sin tener yo ninguna culpa, ni arte ni parte. Y su respuesta fue muy acertada, me dio las gracias por decirle, consideraba sinceras mis palabras y que entendía mi dolor. Y yo también entendía el de ella. A pesar de que tuve migajas de amor, y ella lo tuvo todo, somos dos víctimas que probablemente amamos con honestidad, con transparencia. En un acto cobarde, por tratar de humillarme, dijo que había hecho mi venganza, que me olvidara de todo y siguiera con mi vida. Este maniaco, psicópata, sádico, quedó expuesto,quedó en evidencia, se sacó la careta y ese amor inventado, desapareció. Me odiaba, porque ya estaba sólo. Perdió su valor, se volvio despreciable para quiénes lo amamos, se volvió insignificante, y eso le dio justo en su niñez herida, en su miedo al abandono, en su narcisismo, un golpe duro que lo descolocó de pies a cabeza. Fui un desliz, con el que hizo planes de boda, hijos y convivencia. Fui el desliz con el que soñaba viajar pasear, y tener un perrito. Eso fui, y entiendo el porqué. Su trastorno mental lo disocia, y él no quiere a nadie, es un buen actor, un falso profeta, un resentido, que busca en una mujer castigar a su madre negligente. El hombre que yo admiraba, murió en ese instante, era un personaje de ficción, de un ser amado se convirtió en alguien despreciable. La peor pesadilla de la que no pude ni podré despertar. Todo da vueltas, es un dolor tan grande, tan profundo, que enloquece. Rest in peace mi amor, tu ánfora te espera.

Pesadilla

Su voz varonil penetró mis oídos, cómo un coro de ángeles. Su acento bonito, su buena dicción y labia me entusiasmaron del primer hola a tra...