lunes, 26 de mayo de 2014

Destiny

La melodía de una cajita musical me despertó de un sueño profundo. Me senté de golpe en la cama, y traté de alcanzar la lámpara que tengo en la mesilla, pero no di con ella. Me puse de pie, y caminé hacia la ventana, un cielo estrellado y una luna redonda como un queso envolvían Villa Fontana. Abrí la ventana, y una brisa de aire templado se coló por ella, invadiendo mi cuarto y haciendo girar miles de pétalos incandescentes en su interior. Mis ojos brillaban, y seguían el baile de aquellos pétalos que brillaban en la oscuridad. Pronto mi cama estaba tapizada de brillantes, parecían diamantes. Me acerqué y cogí una, al tocarla se convirtió en mariposa, y se posó sobre mi cabeza. Sentía su aleteo. Y luego escapó por entre los barrotes de mi ventana. Me senté en el suelo, cruzándome de piernas y colocando la espalda recta contra mi armario. Respiré profundo y me elevé unos cuantos centímetros sobre el suelo, mis ojos los mantuve cerrados, pues si los abría me caería de bruces y azotaría fuerte mis nalgas. La respiración se ralentizaba, casi al borde de la apnea. Abrí los ojos, para mi sorpresa no perdí el vuelo, me giré hacia la ventana, el cielo seguía estrellado, maravillosamente estrellado, con la luna roquefort al centro. Quité el seguro de los barrotes, y me abalancé sobre la noche. Flotando, en pijama y a pies descalzos. Ni un ánima en las calles, ni una luz encendida, nada. Villa Fontana, estaba más tranquila que de costumbre, será acaso de mal augurio que esto esté tan manso. Una luz cautivó mi atención. Tintineaba en una ventana un pequeño foco amarillento. Imitando a una polilla me acerqué, con cautela, pues no quería que me vieran. Allí estaba él, recostado mirando el techo. Lo observé bastante tiempo, sentía como si lo conociera, pero creo no haberlo visto antes. Parecía un muchacho de mi edad, de tez blanca con un bigote muy sutil bajo la curva de la nariz. Estaba vestido con una camiseta de manga corta blanca y unos calzoncillos grises. Sus pies descalzos se agitaban al final de la cama, arriba y abajo, hacia los lados, eran unos pies muy inquietos. Observé su habitación, tenía cierto parecido con la mía. Mismas dimensiones, la mesilla en el mismo lugar, salvo que la lámpara estaba sobre el escritorio y yo no tengo un escritorio. Quise acercarme más, sentí el deseo de olfatearlo, algo me decía que expelía un aroma peculiar. Golpeé su ventana, de pronto unos ojos pardos aparecieron frente a los míos. Sonrió mostrando sus dientes, tan blancos como la nieve, y me dejó entrar. Estiró su mano, y me sujeto para que yo no tropezase con los objetos desconocidos. Me senté en su cama guardando silencio. Él se paró en frente de mí, dejando a la altura de mi nariz su ombligo, y se arrodilló. Me observó en silencio y acercó su nariz a mi cuello. Empezó a olfatear, tal y como yo había pensado hacer con él. Estiré mi mano para apartarlo, pero rápidamente la cogió con fuerza y me contuvo. Por un segundo sentí miedo, pero luego se desvaneció. Traté de zafarme, él no opuso resistencia. Pegué un salto en el aire y me apoyé en el techo. Él quedaba debajo de mí, me miraba con cierto aire de curiosidad. Abrí mi boca y dejé escapar un pequeño gemido, o balbuceo, pero no dije nada coherente. Me acerqué con prepotencia, y cogí sus brazos. Me acerqué a su boca y su aliento era de mandarina. Su cuello tenía sabor a vainilla y su cuerpo ardía en llamas. Coloqué un pie encima de la cama, acercando mi cuerpo más al suyo, y lo besé. Desperté entre los pétalos que tintineaban en mi cama, tratando de pensar en lo que había sucedido. O no sucedió. Qué fue lo que me llevó a aquella ventana. Cerré los ojos y me sumergí en un sueño profundo. Cuando un rayo de sol, se asomó maligno por mi ventana, y me dio de lleno en los ojos, desperté. Cogí mi bata, y salí al jardín a tomar aire y quemar un cigarrillo. Allí estaba él, parado frente a mi puerta, con un cigarrillo en la comisura de los labios, un sombrero a lo Sherlock Holmes y vestía la misma polera que anoche. Hola, sonrió, soy él. >> De aquel mundo paralelo, dentro de una misma dimensión, llamado destino.>>

sábado, 10 de mayo de 2014

Sé libre, avecilla.

Vuela el pájaro, vuela con el viento. Bate tus alas con delicadeza. vuela Pájaro, llena de colores el cielo, y que tu plumaje tintinee con los rayos del sol. Vuela pájaro, vuela feliz. Y que tu vuelo no se detenga por encontrarte con tormentas. Vuela pájaro, contra la corriente, de aquellas brisas que quieren hacerte estrellar contra el suelo. Vuela pájaro, vuela solitario, pues estás mejor solo que con otras aves. Vuela pájaro, sé libre, mientras el cielo sea infinito y las nubes eternas. Vuela Pájaro, y desaparece de esta tierra ajena, de estos bosques que guardan en si un corazón sin fronteras. >> Ya sabes, que no soy yo la que quiso que volaras, ni que tampoco quería que migraras a otra era>>

domingo, 4 de mayo de 2014

Patricia... Ella... ella.

De: narrador casi omnisciente creado por mi mente Para: Patricia ( yo) A Patricia no le quedaban más venas por pinchar, sus brazos ennegrecidos por el maltrato hospitalario pedían a gritos NO MÁS!!! Ella aguantaba la respiración, cada vez que le inyectaban o le trataban de colocar una vía. Cerraba los ojos, tratando de hacer desaparecer las pesadillas que se habían apoderado de sus días. Calculaba muy bien las horas en las que le tocaba la medicación, por lo que por las tardes se encaminaba a sacar a pasear al flaco, su fiel compañero de sala, de sueños, de noche, de día, el flaco. Despacio por el corredor de 10 metros de largo, empujaba el pedestal con ruedas y una bomba de difusión alimentaria. Paso a paso, trataba de lidiar con las pelusas que atrancaban el giro de las ruedillas, a veces el pedestal se ponía chulito y se empinaba, ella,con la poca fuerza que podía aplicar en ese momento, lo sujetaba para que no se cayera de bruces al suelo. Los paseos eran aburridos, parecía loca de siquiátrico, pues arrastraba los pies con aquellas pantuflas grises, y ese pijama a lo Mrs. Ingalls que la avejentaban tanto así como 100 años, el cabello greñudo, seco y muerto le daban el toque perfecto a su personaje de desequilibrada mental. Las señoras y muchachas de las otras habitaciones, siempre le dirigían una mirada de pena, pues la sonda que salía por su nariz le proporcionaba el aspecto de una enferma terminal. Por mucho tiempo ella pensó que sería ese su final, no había señales de una mejoría, los exámenes iban a peor. Patricia siempre le daba palabras de aliento a su madre, si ella debía perecer en aquel hospital, por favor sigan con su vida y no recarguen el peso de su ausencia en los hermanos más chicos. Muchos días de desesperación se apoderaron de esta muchacha, de repente ataques de histeria y angustia se reflejaban en un pataleo incesante bajo las sábanas. Pronto acudía al sueño, para tratar de relajar sus impulsos nerviosos, que le pudieron haber traído consecuencias brutales como amarrarla a la cama. Patricia se hizo de huesos, pellejo, grasa y lágrimas, todos esos días recostada en la misma posición, dándose vueltas para evitar la aparición de una UPP o escara putrefacta. Veía la luz del sol tan lejana, y el aire fresco se había transformado en aerosol aromático. Ya no podía resistir, ella prefirió la muerte, pero no fue así. Allá va Patricia, caminando con su estilo peculiar, con su lengua larga y esos ojos que reflejan la sinceridad más pura de su alma. Allí va feliz, porque la vida le dio una segunda oportunidad, quien sabe si es la última. Allá va Patricia, se feliz. >> Escribir libera mis emociones, tensiones y pasiones>> Hasta que la muerte nos separe...

Pesadilla

Su voz varonil penetró mis oídos, cómo un coro de ángeles. Su acento bonito, su buena dicción y labia me entusiasmaron del primer hola a tra...