martes, 21 de mayo de 2013

Sueños Mojados

Uno de esos días tan normales e inofensivos, a simple vista claro, recosté mi cuerpo en aquel sofá Romeo y Julieta que tanto quise tener. Un rayo de luz entraba por un agujero de la cortina, y dibujaba en mi cuerpo desnudo aureolas cálidas, muy gratas de sentir. Deslicé un dedo por uno de mis pechos, rodeando el contorno rosa pálido de un pezón bien definido. Eso me gustaba, esperaba en ese momento que entraras a la habitación, y dibujaras conmigo pasiones y calores, y me hicieras sonreír y sonrojar tanto como la última vez. Sudor, se deslizaba por mi frente, con sólo tenerte en mente, mi corazón se agitó, tanto que estaba hiperventilando, jadeaba. Sentía el deseo de que me tocaras, que me hicieras nuevamente feliz, pero no estabas ahí, tu ausencia se hacía tormentosa, y me desesperaba. Toqué mi cuerpo con delicadeza, arriba y abajo una y otra vez, produciendo en mí más que humedad, placer. Temblaban mis piernas, estaba llegando a la realidad, donde el frío se apoderaría de mí y tu ausencia se haría presente. Traté de controlarlo, respiraba cada vez más rápido, podía gritar si quisiera, pero el silencio hacía más placentero esta estrella fugaz. Mis piernas colgaban del sillón, alcancé un cigarrillo, lo encendí, fue simplemente especial. >> Si nos vemos un momento >>

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Pesadilla

Su voz varonil penetró mis oídos, cómo un coro de ángeles. Su acento bonito, su buena dicción y labia me entusiasmaron del primer hola a tra...