martes, 17 de noviembre de 2020

Bienvenido a mi melancolía

Y aquí estoy sentada en mis lamentos de siempre, con el llanto reprimido que asfixia mi pecho y rasca agudo mi garganta. El miedo, el dolor, la angustia, aprisiona el latir de mi corazón decepcionado. Tiempo. Tiempo. Maldito tiempo que transcurres lento, siniestro y ruín. Ese tic tac estrepitoso, que eriza la piel y te enceguece en tristeza, en desilusión, en desesperanza, te hace nada, ni polvo, ni aire, ni átomos, te vuelves nada. Y nada hoy no está bien porque siento que no existo, me siento vacía, me siento hundida. Disimulo mi pena con una sonrisa que parece morisqueta. Te abrazo y te haces humo, te beso y me da frío. Tiemblo, tengo miedo, mucho miedo, me siento perdida, sin rumbo. Un pie colgando de la cuerda floja. Una trapecista sin trapecio, un músico sordo, una bailarina manca, un pirata con dos piernas, un perro que maúlla, un muerto que respira, una sombra de luz radiante. Respiro. Inhalo profundo y dejo escapar esa pena, la entiendo y le permito marcharse, apenas vuelva la abrazaré porque es mía, y soy muchas cosas, no tan solo desdicha y quebranto, soy completamente perfecta llena de imperfecciones homínidas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Pesadilla

Su voz varonil penetró mis oídos, cómo un coro de ángeles. Su acento bonito, su buena dicción y labia me entusiasmaron del primer hola a tra...